100 días para la tribuna

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10 de Marzo de 2019

Cien días después de iniciada la gestión de la nueva administración, nada parece más evidente sino que Andrés Manuel López Obrador, su principal gestor y titular, gobierna “para la tribuna”; esto es, para merecer el aplauso de sus hinchas (y de quienes en la coyuntura pretenden atraer su atención) sin que parezca importante el logro de resultados específicos ni, menos, las consecuencias de sus decisiones.

Nunca al arranque de un régimen, como ahora, la urgente y justificada denuncia de la corrupción –“aunque sólo la de opositores”– como causa primera y explicación de (prácticamente) todos los males que aquejan al país y a la sociedad, y el cotidiano señalamiento de presuntos involucrados –igual huachicoleros que funcionarios de anteriores gobiernos, empresarios y hasta dirigentes de organizaciones sociales de la más diversa naturaleza– fueron ni más recurrentes ni más inútiles, pues poco o nada se ha hecho para detener aquella y eventualmente sancionar a los señalados.

Se “gobierna” pues, para las gradas”, a decir del clásico.

Cien días estos en que, por la misma razón, se han cancelado y/o echado adelante –tras la realización de “consultas a modo”– obras en proceso, el nuevo Aeropuerto Internacional de México de manera destacada en el primer caso y por el que –“ ahora sí que a fondo perdido, pues no se concluirá”– el gobierno federal ha erogado algo más de 70,000 millones de pesos, al tiempo que se avalan y avanza en el proceso de proyectos (aparentemente al menos) sin sustento técnico cual es el caso del llamado Tren Maya o, peor, la refinería de Dos Bocas sobre la cual no existe siquiera el obligado estudio de impacto ambiental a decir de la secretaría (pejista) del ramo.

Para “el respetable”, diría un clásico.

Cien días en que, sin más explicación ni la exhibición del necesario  sustento económico, se han puesto en marcha toda suerte de programas o se han adoptado políticas de corte claramente clientelares, cuales son la definición de un programa de aporte a poco más de dos millones de jóvenes que ni estudian ni trabajan (ninis), la cancelación del aporte a guarderías y estancias infantiles en perjuicio de algo más de 50,000 menores y sus madres, la reducción en términos reales del subsidio a las universidades públicas con miras a financiar la creación de un centenar más –donde las exigencias de aceptación por ejemplo, sean menos que en las actuales y presuntamente “no autónomas– o, así en general, la cancelación de todo aporte oficial a Organizaciones de la Sociedad Civil.

En atención, pues, al gran público.

Cien días en que, aprovechando la abrumadora mayoría con que cuenta a nivel Legislativo impuso, aunque con correcciones, un nuevo cuerpo de seguridad, la Guardia Nacional que, en los hechos y lo que establece la propia legislación/reglamentación (en proceso) que la posibilita quedará bajo la mira de las fuerzas armadas y/o, incluso, de una dirección militar, en una decisión de supuesta “militarización” que, contra todos los pronósticos, apenas afectó a su incuestionable popularidad y aceptación.

Una gestión sexenal pues, hasta el momento al menos, “para la tribuna”, “las gradas”, “el respetable” o “el gran público” como se prefiere, y claramente de espaldas a la globalización económica, la automatización y/o las calificadoras por ejemplo que, como se quiera, mantiene intacto el “gran bono democrático” recibido en julio y que, sin duda lo más relevante, apenas comienza.

 

ASTERISCOS

* Preocupante, a decir de actores no gubernamentales, la creciente polarización y encono social alentados por el discurso y (algunos) posicionamientos del régimen que, se afirma ahora, entendió ya finalmente que ello a nadie conviene y que así será manifestado en el mensaje del lunes. Veremos.

Veámonos aquí mañana, con otro asunto De Naturaleza Política

 





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