¿Deshonestidad?

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En el partido de Copa entre Chivas y San Luis, al minuto 52 con 46 segundos, el silbante Óscar Mejía expulsa al menor Orlando Sánchez, número 204. Debemos mencionar que, en este torneo, el reglamento de competencia obliga a los equipos a alinear a dos menores que reditúan 180 minutos.

Sin embargo, los potosinos realizan el cambio del otro menor hasta el minuto 56 con 25, por lo que juega con un solo menor tres con 39, que se vuelve irrelevante esta infracción al reglamento, ya que el equipo tapatío pasa a la siguiente fase, si no estaríamos ante un escándalo mayúsculo.

Lo lamentable es que la cuarteta arbitral, en el afán de tapar su error, falsea la cédula al redactar que la expulsión referida y la sustitución del menor Miguel Ponce, con el número 197, por el número 19, Diego Pineda, la ponen al minuto 52.

¿Le habrán informado de esto al presidente de la Comisión?

Además, a Mejía García lo premian mandándolo de cuarto oficial en el Toluca-Veracruz y al de anoche, el pospuesto América-Necaxa, en el que no cabe aquello de todos son importantes, mas no indispensables, porque este señor sí lo es.

Dirían mis antepasados, aquí hay gato encerrado.

Por otro lado, se vuelven a presentar las incongruencias en cuanto  al protocolo del VAR el pasado fin de semana, en donde se muestra la precaria capacidad de árbitros y los señores que están en el camioncito del VAR.

En Monarcas-América, al minuto 20, Bruno Valdez golpea con el codo a Sansores en la cara, calificando la acción, el silbante Fernando Hernández, como “temeraria” y, como tal, sólo amonesta. ¡Por favor!, eso es conducta violenta, tipificada en la página 112 de las reglas 2018-19.

Además, estando el asistente a escasos tres metros, no le ayuda, pero lo más criticable es que el VAR se muestra impávido, al no recomendarle que revise la acción, pues es un error claro y manifiesto del juez central y es una de las cinco situaciones contempladas en el citado VAR.

Debo decir que éste último corrige dos acciones al silbante, pues había amonestado erróneamente a Aguilera y, al minuto 58, le recuerda que ya está amonestado el susodicho Valdez y lo expulsa.

Seguimos, al minuto 70 decreta penal de Sánchez sobre Sandoval y sólo lleva la mano al oído, no acudiendo al monitor, ratificando que fue dentro del área el jalón. Y al 84’ inventa falta de Castillo sobre Achiller y, otra vez, el VAR, impávido y, en mi opinión, hay falta del defensor sobre el referido Castillo.

En Tijuana-Atlas, al minuto 46, Braghieri comete penal, al pegarle el balón en la mano, que la tiene despegada del cuerpo y, estando a escasos cinco metros y de frente, el silbante no la sanciona, por lo que el VAR le sugiere que revise en el monitor, decretando el penal.

Al 69’ expulsa a Barceló por plancha sobre el citado Braghieri, llevándose la mano al oído y ratificando la decisión. Y al 82’ expulsa a Zurita por supuesto juego brusco grave, pero, afortunadamente, le hace caso al tan citado VAR, acudiendo al monitor para retractarse y sólo mostrar amarilla al rojinegro.

En Chivas-Monterrey, al minuto 66, estando en posición de fuera de juego, Jesús Molina consigue el gol y el asistente, increíblemente, no sanciona, pese a estar bien ubicado, por lo que interviene adecuadamente el VAR y, llevándose la mano al oído, el juez central anula correctamente la anotación.

En Lobos-Pumas, al minuto 44, el árbitro expulsa acertadamente a Leiton Jiménez al sujetar y derribar a Iturbe, cortando una oportunidad manifiesta de gol que reúne los cuatro factores que dicta la regla 12 en la página 111 de las reglas 2018-19.

 

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