Discriminación extrema

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04 de Abril de 2019

Brunéi Darussalam es un pequeño país asiático de poco menos de 590 mil habitantes y que en los últimos días comenzó a ser noticia por la entrada en vigor de estrictas leyes islámicas que castigan con lapidación y latigazos la homosexualidad y el adulterio.

También estipula penas como la amputación de brazos o piernas a quienes sean sorprendidos robando y la prisión para las personas que se vistan con ropa del género opuesto.

Pese a las críticas de diferentes gobiernos y organizaciones como Human Rights Watch, que ha pedido suspender estas medidas que ha calificado como barbáricas, el primer ministro y sultán desde hace 50 años, Hassanal Bolkiah, dijo que no espera que todos acepten estas nuevas reglas, pero deben acatarse.

La comunidad LGBT está atemorizada con estos castigos, ya que representan un retroceso, como dijo la alta comisionada de Derechos Humanos de la ONU, Michelle Bachelet.

Con noticias como ésta, parece que la lucha y muerte del activista Harvey Milk en San Francisco en la década de los setenta, quien defendió los derechos de los homosexuales, no tuvo ningún sentido. Sin ir más lejos, en el país sólo en 15 estados está reconocido el matrimonio igualitario, la comunidad LGBT aún debe luchar contra la discriminación y exigir sus derechos. Claro que esto no se asemeja a la cruel situación de Brunéi, pero sirve para que las autoridades reflexionen sobre las políticas internas y no sólo se critiquen y juzguen las ajenas.

RAPIÑA DE RISA

Ayer se volcó un tráiler con cervezas en la carretera Campeche-Mérida, donde pobladores aprovecharon para robar la mayor cantidad del producto que pudieron, sin pensar en ayudar al conductor. Incluso algunos bebieron las cervezas en el lugar del incidente que ocurrió después de las siete de la mañana, sin importar cortarse las manos y los pies con los pedazos de vidrio roto.  

Estos videos pueden causar gracia, pero en realidad deberían dar vergüenza, no sólo por el robo descarado, sino también por la falta de solidaridad con el conductor y porque niños estaban en lugar viendo la escena de la manera más natural. Nos hace pensar en lo mal que están las cosas y en aquello que nos causa risa.

A RASGARSE LAS VESTIDURAS

Después de que el lunes el presidente municipal de Ahome, Sinaloa, Guillermo Chapman, le dijo a una niña que tenía una obesidad espantosa, se volvió a disculpar, asegurando que en ningún momento trato de lastimar a nadie.  

Comentarios como ése son aceptados por familiares y amigos y nadie los cataloga como discriminación o bullying; muchos niños crecen con el trauma de tener apodos como “el gordito”, sin que las familias entiendan que a largo plazo los comentarios pueden causar problemas sicológicos e inseguridad. Antes de poner o decir algún calificativo a un niño, pensemos dos veces.

 





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