Domingo de Reyes: el día ansiado por los niños

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Algunos niños y niñas de la CDMX disfrutan de los regalos que les trajeron los Reyes Magos. Foto: Héctor CAno

CIUDAD DE MÉXICO

Qué mejor que la llegada de los Reyes Magos se registre en domingo, día no solamente para estar en familia sino también para disfrutar de los regalos que dejaron Melchor, Gaspar y Baltazar.

Desde muy temprano familias completas se dieron cita en corredores y andadores peatonales donde los niños pueden deleitarse de las sorpresas de la fecha.

Pretextos no había para vivir una jornada llena de diversión y precisamente el Paseo de la Reforma fungió como marco para ver un desfile de interminables y novedosos regalos: bicletas, patines, triciclos, patines del diablo y juguetes.

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A un costado de las escalinatas de la rotonda del Ángel de la Independencia, los pequeños Gabriel y Gabriela —a propósito, hermanos— esperaban con ansiedad la compostura de su bicicleta nueva.

Gaby, enlista lo que los Reyes Magos le trajeron: “yo le pedí esta bolsita de los Sun-Sun, unos carritos que están dentro de la bolsa y mi bici”.

Mientras su hermano comenta que todo lo que pidió llegó. “Un teléfono celular, el guante del infinito y también una bici nueva”.

Para Adriana, tía de los hermanos subraya la importancia de la fecha: “la cultura mexicana es muy importante conservarla, así como las tradiciones. Siento que éste es un buen momento para estar en familia y para consentirnos y abrazarnos, ya que es la última fiesta de la temporada de navidad”.

Padres madres y abuelos acompañaban a sus pequeños en sus primeros pasos para usar una bicicleta o unos patines.

Ismael, quien vigila sigilosamente los movimientos de su hijo Fabrizio en su nuevo regalo de Reyes Magos, puntualiza sobre la importancia de la tradición: “yo creo que los valores más importantes son el amor que tenemos que tener hacia nuestros hijos y el espíritu de los Reyes Magos”.

Por su parte Fabrizio se muestra seguro de pedalear su bicicleta nueva, “porque la que tenía ya se gastó y me quedó muy chiquita; está muy bien, lo único es que me queda muy alta y no puedo tocar el piso”.

Los más pequeños como Romina tienen miedo de poner en marcha sus patines ante el riesgo de caer al suelo, pero con una cálida sonrisa no hay temor alguno. “Le pedí una muñeca, los patines y una bicicleta y voy con mi papá… y pulseras rosas”.

La postal de que familias completas se reúnen para mantener una legendaria tradición y disfrutar de bellos momentos con sus hijos no tiene precio.

 

 *jci





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