España renueva la presidencia

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BARCELONA.

Han bailado flamenco, le han pedido el voto a un robot, se han subido a motos y a tractores, han ido a los toros y a procesiones de Semana Santa, han dado discursos a través de hologramas y mítines desde el interior de una cárcel…

Son algunas de las notas más pintorescas de un incierto y atípico proceso electoral que hoy concluye en las urnas en España. Un total de 36.8 millones de ciudadanos están habilitados para votar por el próximo Presidente de este país.

La moneda está en el aire. El nombre del nuevo inquilino de La Moncloa no está claro. Como ya es costumbre, en las últimas elecciones generales, y debido a su cada vez más fragmentado escenario político, lo importante hoy en España no es saber quién ganará la votación, sino quién podrá formar gobierno.

Al tener un sistema parlamentario, quien gana las elecciones en España puede no tener mayoría en el Congreso para conseguir la investidura presidencial”, explicó a Excélsior el politólogo Antoni Gutiérrez-Rubí. Por eso —añade— “se hace especialmente importante la política de pactos; lo que va a suceder este domingo, más allá del resultado, es quién pueda gobernar y vamos inevitablemente, por primera vez en España, a un gobierno de coalición”.

 

LIGERA VENTAJA SOCIALISTA

 

La gran pregunta que se responderá hoy es qué partidos integrarán esa coalición: el bloque de las izquierdas o el de las derechas, plantea el analista político. Si recurrimos a las últimas encuestas, los partidos de izquierda parten con una ligera ventaja. El socialista Pedro Sánchez (PSOE) ganaría con 31.5 por ciento de los votos, pero necesitaría pactar con fuerzas como Unidas Podemos y sumar los votos de partidos nacionalistas vascos, como PNV y Bildu, e independentistas catalanes, como ERC o JuntsxCat, para poder gobernar. Con el aquí llamado “Pacto Frankenstein”, Sánchez conseguiría 50.6 por ciento de los votos, pero se le abriría un complejo panorama de dudosa estabilidad.

Por otro lado, el bloque de centro-derecha, liderado por Pablo Casado, del conservador Partido Popular (PP) y formado por Ciudadanos, Vox, Navarra Suma y Coalición Canaria, sumaría sólo 46.2 por ciento de los votos, según los sondeos.

 

AMPLIA INDECISIÓN

 

No obstante estos datos, los expertos consideran que el peso decisivo que decantará las elecciones está en los indecisos. Hace 15 días, cuando empezó la campaña electoral, casi ocho millones de personas no habían definido su voto y se estima que unos dos millones tomarán su decisión el mismo día de las elecciones, según el Centro de Estudios Sociológicos español (CIS).

Ese amplio nivel de indecisión deja abierta la puerta a cualquier mayoría. “El resultado es imprevisible. La decisión final se está postergando hasta última hora y el voto oculto podría estar escondiéndose más que nunca”, valora Gutiérrez-Rubí.

 

 

CAMPAÑA ATÍPICA

 

La campaña electoral fue atípica desde el inicio: transcurrió en Semana Santa y en pleno juicio contra el proceso independentista catalán y, además, se celebraron dos debates televisivos consecutivos, a sólo cinco días de los comicios.

Debates que nunca antes habían sido tan decisivos. “Tradicionalmente —opina el analista Gutiérrez-Rubí—, los debates no son muy determinantes para mover grandes volúmenes de votos, pero en un momento incierto pueden ser especialmente determinantes”.

El primero fue el pasado lunes en la cadena pública Televisión Española (TVE). Un día después, y en un formato más dinámico y atrevido, en la privada Atresmedia. Entre reproches cruzados y constantes interrupciones, los cuatro candidatos (excepto Vox, cuya participación fue prohibida por la Junta Electoral Central) dejaron clara su política de pactos y vetos.

Pedro Sánchez (PSOE) rechazó un futuro acuerdo con Ciudadanos, de Albert Rivera, lo que le deja un único camino: pactar con Unidas Podemos, del izquierdista Pablo Iglesias. El conservador Pablo Casado (PP) dejó claras sus intenciones de formar, si es necesario, un “tripartito de derechas” con Ciudadanos y la extrema derecha, representada por Vox, que, por primera vez desde la dictadura franquista, conseguirá entrar al Parlamento español, aunque aún está por ver la dimensión de su llegada.

Lo único seguro es que las elecciones de este domingo abrirán, como comenta a este diario Antoni Gutiérrez-Rubí, “un escenario inédito e imprevisible”. Las encuestas conocidas hasta hoy reflejan las preferencias de aquellas personas que ya tomaron su decisión de voto, pero no las de las que no la han tomado, “que son millones”. Así es que la última palabra sobre quién será el próximo Presidente de España, la tienen los indecisos.

 

AMU

 





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