Ilustran la ficción de un magnicidio

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CIUDAD DE MÉXICO.

Exorcizar un demonio colectivo desde la ficción y la página ilustrada. Eso hicieron Bernardo Fernández Bef y F.G. Haghenbeck en el libro ilustrado Matar al candidato (Editorial Sexto Piso), que cuenta la historia de Elisa, una escritora ficticia que recibe un encargo: recrear la muerte de Luis Donaldo Colosio desde una mirada fresca, a partir de los datos que ya existen, lo que desatará una peligrosa persecución.

El resultado fue un true crime, es decir, un relato ficticio escrito a partir de lo que hay documentado, para recordar a Luis Donaldo Colosio a 25 años de su asesinato. “Cuando trabajé en esta historia sentí que estaba exorcizando un demonio colectivo desde la página dibujada. Me queda claro que no íbamos a encontrar respuestas, pero podíamos explorar el tema desde la ficción. Porque, cuando la realidad nos rebasa, nos queda este consuelo de que en la ficción podemos tener cierto desempate con la realidad”, dice Bef en entrevista con Excélsior.

 

Para este libro, Bef eligió un trazo más realista y distante que su habitual ilustración para niños. “Haghenbeck cuenta la historia de manera concisa y esto me llevó a decidir un estilo más realista; así que quise experimentar y echar mano de un montón de recursos visuales que no había usado, como el collage, la fotocopia, las fotos intervenidas y algunos recursos digitales. En suma, éste es mi álbum más experimental, pues se trata de un tema tan sórdido y triste para los mexicanos, que quise que las imágenes tuvieran esa parte lúdica”, añade.

Otro elemento clave es la cromática: cuando Elisa está en un lugar tranquilo, Bef se inclina por el color, pero cuando es acechada por la incertidumbre, los personajes oscuros o alguna sensación turbia, aparece la escala de grises. “Sí, también hay una exploración de color, me incliné por un manejo cromático que también funciona como recurso narrativo”.

 

 

Sin embargo, los autores en ningún momento se propusieron dar alguna respuesta o hipótesis, sino hacer un ejercicio de memoria y demostrar que el tema es vigente e influye en nuestro presente.

Podríamos decir que, a 25 años de distancia, este país ha cambiado muy poco, que aún resolvemos los problemas con violencia y que sólo se ha ampliado la larguísima lista de crímenes de Estado no resueltos, como el 68, el Halconazo, el asesinato de Manuel Buendía… y eso me produce zozobra. Ahí está Ayotzinapa. Y ante la imposibilidad de hacer otra cosa como creadores, ofrecemos esta historia para que no se olviden esos hechos que dejaron una huella imborrable”.

 

ABURTO PINTABA

 

Aquel 23 de marzo de 1994, cuando Luis Donaldo Colosio fue baleado por “un asesino solitario”, Bef estaba con Penélope y Soren, dos amigas con quienes hacía una tarea para la materia de Diseño en la Universidad Iberoamericana.

La tarea era rediseñar la señalización del Museo Tamayo. Escuchábamos W Radio y de pronto un reporte de Jacobo Zabludovsky interrumpió la transmisión”, recuerda.

Aquella noticia lo marcó y, para él, “seguimos resintiendo las consecuencias de aquella tarde fatídica en Tijuana; el libro quiere no sólo reflejar lo sucedido, sino impedir que olvidemos aquel hecho”.

En el relato, dice, Haghenbeck refleja la fragilidad política, social y económica en la que vivimos. Parece que fue hace mucho, pero hace muy poco en este país se asesinó al candidato oficial a la Presidencia de la República y, hasta hoy no sabemos quién fue, quién lo ordenó”.

Lo único claro, afirma Bef, “es que no hubo un solo mexicano que se viera beneficiado con este hecho. Todos perdimos. Perdimos el país en el que creíamos vivir y, aunque el veredicto popular señala a Carlos Salinas, no hubo alguien más perjudicado con ese atentado que él”.

¿Cómo definiría 1994?, se le inquiere al narrador e ilustrador. “Un año espantoso que sacudió la conciencia del país, donde hubo un montón de levantamientos y asesinatos. Fue un año brutal”.

¿Es real que Mario Aburto se dedicó a dibujar desde prisión? “Eso está documentado en Aburto: testimonios desde Almoloya, el infierno de hielo, de Laura Sánchez Ley, quien prologa este libro.

Pero Bef califica su trazo como “naif, muy emocional, de dibujante amateur”.

 

cva

 

 





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