Juan José Rodríguez Prats – Grave viraje en política exterior

0
467


17 de Enero de 2019

 

Con su famoso apotegma, “entre los individuos como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz”, Benito Juárez planteó la defensa de los derechos y de la soberanía de las naciones. El presidente Andrés Manuel López Obrador pretendió justificar el viraje en la política exterior en el caso Venezuela alterando el pensamiento del Benemérito, pues se refirió a pueblo y naciones, suprimiendo la palabra individuos. El asunto no es menor.

Mucho se ha especulado en relación con la originalidad de la máxima juarista. Algunos perciben influencia de pensadores latinos, otros lo vinculan al texto de Kant, titulado Sobre la paz perpetua, donde el filósofo propone una estructura mundial y una perspectiva de gobierno para cada uno de los Estados en particular que favorezca la paz.

También se ha aludido, en el ánimo de sustentar la política presidencial, a la Doctrina Estrada. Por ello es necesario citar textualmente las palabras de don Genaro cuando era secretario de Relaciones Exteriores.

Acudo a los dos tomos publicados por la editorial Siglo XXI sobre su pensamiento: “México no se pronuncia en el sentido de otorgar reconocimiento porque considera que ésta es una práctica denigrante que, sobre herir la soberanía de otras naciones, coloca a éstas en el caso de que sus asuntos interiores puedan ser calificados en cualquier sentido por otros gobiernos”. (Tomo 2, p. 145).

Conviene recordar dos hechos fundamentales. 1) Lo escrito por Estrada es de 1931, cuando el presidente Pascual Ortiz Rubio era cuestionado seriamente por el fraude contra José Vasconcelos y porque, además, los presidentes mexicanos requerían del reconocimiento de Estados Unidos. Recordemos que Álvaro Obregón tuvo que suscribir los Tratados de Bucareli para lograrlo.

La doctrina sirvió por muchas décadas para que México se autoprotegiera. 2) Don Genaro también condenó en ese mismo año a “los políticos mínimos que piensan, acaso de buena fe, que es posible la resurrección de los viejos caudillos que están muertos material y espiritualmente hace muchos años”. (ídem, p. 146). Desafortunadamente, se equivocó, pues pocos años después surgieron las peores dictaduras de la historia.

La lección es clara: el abuso del poder es una amenaza permanente de la cual ninguna nación se salva. Por eso, la OEA y la Unión Europea condenan a Nicolás Maduro.

La globalización es el sello del siglo XXI, sobre todo en materia de derechos humanos y democracia. Por eso también se fortalece como nunca la teoría de la división del poder, pues las distorsiones del hombre son connaturales a la condición humana.

No puedo coincidir con la decisión presidencial respecto a Venezuela. Me duele que un personaje tan deleznable como Maduro haya gritado “Viva México” en su ilegítima reelección. Quedó claro, dígase lo que se diga, que manifestaba su agradecimiento por el apoyo de nuestro gobierno. Con ello nos hemos integrado a un grupo de naciones que ni remotamente nos prestigian. Se cae en una incongruencia con la Cartilla moral, de Alfonso Reyes, que por órdenes presidenciales se está obsequiando a los adultos mayores. Es muy difícil alcanzar la eficacia cuando se gobierna con caprichos.

En las turbulencias de un gobierno que abre tantos frentes se ha omitido analizar con el mayor rigor la decisión de no suscribir los acuerdos de Lima que exhortaron a Maduro a no asumir un segundo mandato.

Los acontecimientos recientes nos permiten pronosticar su inminente derrumbe y, por lo tanto, el gobierno de México puede entrar en un peligroso aislacionismo, pues la condena del gobierno venezolano cada vez concita mayor consenso.

 





Source link