la casa en el siglo XX

0
533


31 de Diciembre de 2018

A diferencia de la mayoría de análisis y publicaciones sobre arquitectura, que enfatizan figuras, estilos y eventos, y que se convierten en reseñas sociales, la extraordinaria investigación de la doctora Lourdes Cruz González Franco, permite comprender la evolución de las casas en la Ciudad de México (La casa en el siglo XX, UNAM, 2016). Es, además, un detallado recorrido por las propuestas que modificaron su diseño; desde las casas porfirianas, hasta las de las últimas décadas del siglo XX.

Una de las partes más interesantes es la dedicada a presentar las diversas variantes que se construyeron de la casa moderna (p.125 —141), que permiten ver la diferencia sobre lo que se consideraba “moderno”, y conservador: … prácticamente todos los arquitectos de la época realizaron casas y obras neocoloniales. Esas casas fueron una primera actualización en la práctica al final de los años 20, que continuaron con las “colonial californiano”, “Art-decó”, y las diversas versiones del “racionalismo” europeo.

Una verdadera transformación se dio a partir de 1930, con las casas de Carlos Obregón Santacilia, Juan Segura, Francisco J. Serrano, Carlos Tarditi, o José Villagrán, en las que se incluyó la nueva técnica constructiva del concreto armado, y los nuevos artículos domésticos: la estufa y el calentador de gas, el refrigerador, la lavadora de ropa, el radio y otros aparatos eléctricos que transformaron las cocinas, y el automóvil, al que se destinó un espacio en la casa. Se analizó, también, la enorme importancia que tuvieron las revistas y periódicos —particularmente Excélsior— con la publicación de secciones sobre la nueva arquitectura, y los sorteos de “la casa que soñó”.

Menciona las extraordinarias innovaciones de la villa Savoye, de Le Corbusier, las casas de la pradera y las usonianas de Frank Ll. Wright, y las de Richard Neutra, que fueron incorporadas en las obras de los principales arquitectos en México, con nuevos diseños adaptados a las características de una ciudad en plena expansión. La influencia de Le Corbusier puede comprobarse en la extraordinaria casa-estudio para Diego Rivera, de Juan O’Gorman (1930) y en las de Enrique Yáñez; y la de Wright, con las casas Jacobs (1936) y Rosenbaum (1939) en la casa de Enrique del Moral (1948) y en las de otros arquitectos. Sin embargo, la influencia de Neutra fue la más importante en muchos arquitectos mexicanos, con sus casas Kaufmann y Tremaine (1946-1947); principalmente en el Pedregal de San Ángel: donde la arquitectura internacional tuvo sus mejores manifestaciones, en las se distinguieron las de Francisco Artigas y Antonio Attolini (p.196).

Casos notables de disidencia con el racionalismo fueron las casas de Luis Barragán, que marcaron una obra que innumerables arquitectos han seguido, las de Manuel, el Caco, Parra, que retomó elementos coloniales y vernáculos, utilizando materiales de demolición, y las de Agustín Hernández y de Javier Senosiain.

Como atinadamente señala la autora, durante el siglo XX la casa- habitación ha sido uno de los temas más controvertidos y cruciales. La libertad en el programa, en los espacios y en los elementos compositivos han producido incontables expresiones formales, que señalan cambios profundos en los modos de habitar la casa en el futuro; que en la Ciudad de México oscilaron en las décadas finales del siglo XX, entre la modernidad y la tradición, y entre la apertura y la introspección (p.221-248).

 





Source link