Hace unos días pudimos apreciar la comparecencia de los responsables de diversas instituciones de salud frente al Congreso, dejando en claro una enorme crisis, cuyo fundamento es el abandono por parte del estado.
Los sistemas políticos-occidentales vigentes han tomado esa tendencia porque, en el sentido estricto de los números, el otorgamiento del servicio sanitario sale cada día más caro, las poblaciones están envejeciendo, y los economistas lo consideran un gasto sin retorno, aunque digan lo contrario.
Frecuentemente se esgrime el argumento de que el gasto en salud provocará individuos más saludables y productivos, pero no toma en cuenta que esas personas eventualmente van a envejecer y a enfermar de padecimientos muy complejos.
Frente al dilema existente, las sociedades y sistemas políticos han respondido de diferentes maneras, en el Viejo Continente se comienzan a limitar las coberturas con protestas muy importantes de la población afectada, en México, a lo largo de los últimos veinte años, se han abandonado las instituciones públicas responsables del servicio, de manera que carecen de viabilidad financiera, además de que han sido presas de una corrupción estructural.
Resolver el asunto, para recuperar a las instituciones, no resulta una tarea fácil, y adicionalmente no hay tiempo para planear.
Se requiere de una respuesta rápida, eficaz y congruente con la realidad urgente de los enfermos, además de la promoción de conductas saludables.
El tamaño del reto parece no tener una solución fácil ni perfilada por el gobierno federal entrante, los médicos no estamos sintiendo acciones orientadas, a pesar de que efectivamente a nivel declarativo pensamos que la orientación es la correcta.
Recuperar a la salud como un derecho humano fundamental sin duda es un argumento incuestionable, pero la articulación concreta es lo que estamos esperando.
No hay lugar para errores como el cometido con los médicos residentes, ojalá podamos leer a corto plazo un plan nacional de salud y se tomen las acciones urgentes para el beneficio de nuestra afectada población.
Además, debo señalar, por mi especialidad, que urgen estrategias específicas en el asunto de la salud materna así como las necesarias para disminuir el drama del embarazo adolescente.
Ojalá veamos algo pronto.
