Los retos no asustan a Jesús Orta Martínez, nuevo jefe de la Policía capitalina

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CIUDAD DE MÉXICO.

Tiene 45 años, siempre quiso ser servidor público; así parece, ya que desde los 23 ha ocupado cargos, pero Jesús Orta Martínez nunca se imaginó comandar a la policía más grande de América Latina, la de la Ciudad de México, con 88 mil elementos.

Es originario de Monterrey, Nuevo León, es Rayado hasta la muerte, pero su verdadera pasión es el futbol americano, ese deporte que su madre le prohibió jugar desde chico, pero le es fiel a los Texanos de Houston; de niño, fue fanático de los Petroleros de Houston, hasta que se convirtieron en los Titanes de Tennessee.

Su formación académica es de economista del Instituto Tecnológico de Monterrey.

La verdad es que yo siempre tuve ese gusto por el sector público, por eso estudié economía, yo veía en ese entonces la carrera de economía como la puerta hacia la función pública”, comentó.

A pesar de tener 22 años viviendo en la capital del país y declararse chilango, conserva ese acento regio, así como la tradición de la carne asada en familia y con amigos.

En su casa de la colonia Ampliación Alpes tiene un asador modesto, pero muy completo, con todo tipo de cuchillos y trinches para esa faena culinaria.

En Monterrey, la carne asada es un pretexto para convivir, para reunirte, si es viendo el futbol, mejor, soccer o americano, es muy del gusto del regio, es mi tipo de convivencia favorita, sin duda”, contó con tranquilidad.

Uno de sus gustos culposos es la comida en exceso, los antojitos y las carnitas han sido de sus mejores descubrimientos.

Cuando llegué a la Ciudad de México, el descubrimiento de las carnitas, los tacos de canasta y las quesadillas me conquistó. La gastronomía es mi tentación, yo le entro, y con singular alegría”, dijo sin miramientos.

A pesar de toda la tradición emprendedora y de negocios que tiene Monterrey, el nuevo jefe de la Policía capitalina decidió venir a realizar una maestría al Colegio de México para después casarse con Amanda, y eligió quedarse a trabajar en la ciudad. Su primer puesto lo ocupó en la Secretaría de Comercio y Fomento Industrial, poco antes de cumplir 23 años.

Está por cumplir 20 años de matrimonio y tiene dos hijos, Santiago, de 16 años, quien estudia la preparatoria y Natalia, de 13, ella cursa la secundaria.

Ya con 18 años de labor en el servicio público, ha sido Oficial Mayor  de la Ciudad de México, cuando Marcelo Ebrard era jefe de Gobierno, y luego, a invitación de Manuel Mondragón, llegó a la Policía Federal, fue ahí donde, con un cargo operativo, se adentró en los temas de ataque a la inseguridad, y luego pasó al Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, ahí conoció la parte de la política pública para el desarrollo policial, como son los requisitos de ingreso y permanencia, como es el control de confianza, la evaluación de desempeño de las policías, la capacitación y la carrera policial.

También ha mantenido una consultoría externa, que se especializó en temas de inversión extranjera y después en el tema de seguridad, la misma que volverá a estar en receso, como cuando fue funcionario federal.

No es ajeno a este tema, pero nunca creyó ocupar este cargo; fue una proyección que hizo Ebrard directamente a Claudia Sheinbaum, actual jefa de Gobierno, así fue su aprobación.

No, no me imaginaba que iba a ser jefe de la Policía, pero hoy considero que es un privilegio, porque el tema de seguridad es un tema que afecta a todo el mundo, y debería de ser un tema  que no debería ser parte de las preocupaciones cotidianas de la gente, son de esas funciones que se notan cuando están mal y no cuando están bien”, expuso.

Tuvo que contar con la aprobación de su esposa y de sus hijos para sentir respaldo en la encomienda; la respuesta de ellos fue clara, sobre todo, de sus hijos: “Qué bueno que vas a ayudar a que la seguridad de la ciudad esté mejor”.

Orta está consciente que serán días difíciles, no sólo por lo que vive a diario la ciudad, sino por el sacrificio de aislarse de la vida familiar y romper con la normalidad, pero acepta el reto.

Abiertamente se descarta como un hípster o metrosexual, pero admite que está fuera de los estándares clásicos para vestir, pero se rige por el molde de traje y corbata, aunque le gustan los calcetines de colores y no necesariamente las camisas blancas.

Es ochentero de corazón, Journey, The Police, Bon Jovi y la ola de Rock en Tu Idioma, como Soda Stereo, Miguel Mateos, Caifanes y demás legión musical lo marcaron; ésa es su playlist, incluso para hacer ejercicio. No le gusta ni el reguetón ni la música grupera, a pesar de ser regio.

Se dice lector asiduo de los temas que están bajo su responsabilidad, pero la lectura lúdica y novelas, sobre todo, de Mario Vargas Llosa, lo desintoxican.

Leí la primera novela de él (Vargas Llosa) que me recomendaron, y a partir de ahí he leído toda su obra, empecé con Conversación en la Catedral”, señaló, fue a recomendación de una maestra que tuvo en la licenciatura de Economía.

Jesús Orta Martínez asegura que ha vivido en carne propia la inseguridad y la prepotencia de un ciudadano al ser vulnerado por criminales.

Cuando llegué a la Ciudad de México, no inmediatamente, pero aproximadamente al tercer año en que yo estaba viviendo aquí, y todavía más complicado en su momento, a los tres meses de que me había casado, mi esposa llegó a vivir conmigo y sufrió un secuestro exprés; son situaciones muy difíciles, sobre todo, para alguien como mi esposa, que venía llegando a la ciudad en aquel entonces 1999”, recordó el nuevo funcionario local, quien, los últimos días, ha reiterado que deberán entregar resultados inmediatos a la ciudadanía en el
desbordado problema de inseguridad.

 

cva





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