Luis María Aguilar Morales, el juez que cambió la medicina por las leyes

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CIUDAD DE MÉXICO.

Semanas intensas son las que ha vivido Luis María Aguilar, presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), en un juego de vencidas entre los Poderes de la Unión derivado de la Ley Federal de Remuneraciones de los Servidores Públicos y que ha tenido como uno de los principales factores el tema de los altos salarios que percibe la cúpula del Poder Judicial de la Federación.

A su oficina de Pino Suárez 2, engalanada con una nueva pintura al óleo del expresidente Benito Juárez, han llegado jueces, magistrados, altos funcionarios y ministros preocupados por la situación que vive el único Poder que no es elegido por el voto popular y que ha visto amenazada su independencia.

En medio de un constante llamado a la unidad en el interior de la Corte, el 31 de diciembre culmina formalmente la presidencia de Aguilar Morales, para dar paso a que el 2 de enero un nuevo ministro, de entre cuatro posibles, asuma la más alta posición en el Poder Judicial.

Su presidencia fue marcada por la discusión en el pleno de la SCJN de las principales reformas estructurales del gobierno del expresidente Enrique Peña Nieto, como la educativa, asuntos relacionados con la libertad de expresión y los derechos humanos, por el intento de iniciar un periodo de austeridad mientras se hacían gastos onerosos en diversas áreas y se desatendían otros rubros, pero también por el combate al nepotismo en las filas judiciales y la defensa de la independencia.

Tal vez una de las frases más escuchadas durante sus discursos en los últimos tres años es la relacionada con que los jueces no deben ser mandaderos de nadie, la cual ha sido escuchada por los presidentes Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador.

“Si un juez de cualquier nivel o competencia no es independiente, es sólo un mandadero, un escribano de alguien, pero de ninguna manera es un juez; entiéndase bien, los juzgadores no tienen mayor inspiración que los ciudadanos, quienes deben tener claro que sus jueces siempre estaremos de lado de la legalidad y nunca de aquellos que por el sólo hecho de asumirse en algún grado de poder creen tener la razón”, puntualizó.

Luis María Aguilar, hijo de un funcionario adscrito al máximo tribunal del país, conoció las entrañas del Poder Judicial desde muy pequeño, al tiempo que aumentaba su gusto por la medicina y las artes, aficiones que, durante su juventud, lo pusieron en la disyuntiva sobre si estudiar la licenciatura en Derecho o ser médico.

La balanza se inclinó por el estudio de las leyes en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), a la cual ingresó en el verano de 1969, en medio de un ambiente todavía enrarecido tras los hechos del 2 de octubre de 1968. Cuatro años estudiaría en la máxima casa de estudios, y un año más lo dedicaría a la realización de su tesis profesional, la cual dedicó a los efectos del amparo y a las jurisprudencias de la Corte sobre este tema.

Hasta la década de 1980, su mecenas, el entonces ministro Ernesto Aguilar Álvarez, lo impulsó para ocupar el cargo de juez de Distrito y llegar a convertirse, en 1985, en magistrado de Circuito, periodo en el cual integró varios tribunales de Guanajuato, Guadalajara, Toluca y la Ciudad de México.

Su desempeño y cercanía a la cúpula del Poder Judicial consiguieron que en noviembre de 2004 fuera nombrado consejero de la Judicatura Federal, el órgano de administración y disciplina de la justicia mexicana. Un lustro más tarde, el presidente Felipe Calderón lo nominó como ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Junto con Arturo Zaldívar, la mañana del primero de diciembre de 2009, Luis María Aguilar Morales subió los 33 escalones que separan a la puerta de bronce del “Salón de los pasos perdidos” en el recinto de la Corte, para luego ingresar al pleno y rendir protesta como ministro del máximo tribunal del país y cumplir así uno de sus mayores sueños.

Con el propio Zaldívar competiría por la presidencia en una reñida sesión de votación, con más de 30 rondas con sus empates, la cual finalmente ganó luego de que el ministro Juan Silva Meza cambiara su voto para favorecerlo y evitar así un mayor desgaste para la imagen de la Suprema Corte.

Hoy Zaldívar vuelve a competir, junto con los ministros Alberto Pérez Dayán, Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena y Jorge Pardo, en una época de mayor complejidad para la independencia del Poder Judicial y para la propia Corte.

Luis María Aguilar, por su parte, votará por quien crea debe ser su sucesor, regresará al armado de proyectos de resolución que le sean turnados y se incorporará hasta 2024 a alguna de las dos salas que conforman el máximo tribunal del país.





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