Menores en peligro

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05 de Mayo de 2019

El Inegi ha documentado que la primera causa de muerte en los adolescentes y jóvenes de nuestro país son los homicidios, la mayoría cometidos con arma de fuego.

En los últimos cuatro meses se registraron 360 homicidios dolosos contra la población de cero a 17 años; es decir, 3 homicidios diarios, en promedio. En diciembre de 2018 ocurrieron 75 casos; en enero, 101; en febrero hubo 98; y en marzo, 86 homicidios, de acuerdo con cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP).

El 28 de abril, la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim) dio a conocer cifras sobre la situación que vive la infancia en México ocasionada por la violencia armada.

Durante la conferencia de prensa Niñez en crisis: altos niveles de incidencia delictiva y violencia contra niñas, niños y adolescentes, la Redim informó que de cada 100 carpetas de investigación donde las víctimas son niñas, niños o adolescentes, sólo hay una sentencia condenatoria.

Un día después, el 29 de abril, Aideé, la estudiante del CCH Oriente, fue asesinada dentro de su salón de clases. Ella tenía 17 años y lamentablemente se suma a la cifra de muertes violentas que ocurren todos los días.

No debemos normalizar la violencia. No debemos acostumbrarnos a las cifras de la muerte provocada por la inseguridad, no debemos permanecer indiferentes ante el asesinato de niñas, niños, adolescentes y jóvenes. No es normal, no debe ser así.

La obligación del Estado es garantizar la seguridad de sus ciudadanos. Y nosotros tenemos el derecho de exigirla. Tampoco sirve de nada negar la realidad o descalificar las cifras oficiales, porque la inseguridad no se disminuye con declaraciones o decretos.

La violencia armada contra la niñez tiene varios verdugos: delincuencia común, crimen organizado, tráfico y venta ilegal de armas, narcomenudeo, violencia doméstica, trata, etcétera.

Desde 2006 al 2019 fueron asesinados en la guerra contra el crimen organizado más de 16 mil menores; sólo de 2015 a marzo de 2019 suman 4,299 homicidios dolosos, en su mayoría realizados con arma de fuego.

Continúan desaparecidos cerca de 7 mil menores sin contar aún con una acción articulada a nivel nacional, ni un protocolo especializado para la búsqueda, alertó Redim.

La Redim desarrolló hace 15 años un sistema de información denominado La infancia Cuenta en México, que recopila y analiza datos públicos para mostrar los avances y desafíos que tiene el Estado en la garantía de derechos humanos de casi 40 millones de ciudadanos que aún no alcanzan la mayoría de edad.

Según el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, los estados más violentos son Guanajuato, Veracruz y Nuevo León. El Estado de México y la Ciudad de México no se quedan atrás, son sitios peligrosos para nuestros adolescentes.

Por eso quiero retomar la cita de Juan Martín Pérez García, director ejecutivo de la Red por los Derechos de la Infancia en México: “la necro estadística se ha convertido en la forma de medir el éxito en la guerra contra el crimen, cuando cada persona asesinada tendría que significar un fracaso del Estado obligado a garantizar el derecho a la vida…”.

DM

R Pluma-pistola. Estas armas ya están en manos de los adolescentes. Son ilegales y un peligro. Se han documentado cuatro casos:

Un chico de 17 años hirió en un muslo a su compañero de clase en el Conalep 13, cuando la pluma-pistola que manipulaba se accionó. En la alcaldía de Iztapalapa, un menor de 16 años fue detenido después de amagar con una pluma-pistola a un hombre para asaltarlo. En Tlalpan, tras detener a diez albañiles que peleaban, a uno de ellos se le aseguró una pluma-pistola. Y el año pasado fue detenido, en las inmediaciones del Aeropuerto Internacional de la Cuidad de México, un sujeto que llevaba 30 plumas-pistola y pretendía venderlas en mil 200 pesos cada una. La compra de cada arma incluía una caja de 50 cartuchos calibre .22.

 





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