Mudanza real

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Lo que es la política es el deporte del país. Planes, esperanzas que no germinan. Allá por 1959, en la Confederación Deportiva Mexicana, cuando la sede estaba en un edificio situado frente y hacia el norte del Monumento a la Revolución, escuché: “Se debe formar la base de una pirámide para que de la cantidad surja la calidad”. A cada instante el deporte se transforma como lo hace el mundo. Las potencias diseñan programas deportivos con las ciencias aplicadas al deporte, con excelentes entrenadores y reducidos grupos de competidores, mientras, otros países siguen inmersos peregrinamente en la creación del mítico culebrón piramidal; primero se harán polvo las pirámides de Egipto antes de que se construya la pirámide deportiva nacional.

El papel de las Federaciones Deportivas Mexicanas ha cambiado. Con excepción de un puñado, podría citarse la de Tiro con Arco, la de Tiro Olímpico, la de Taekwondo, la de Triatlón —sorprendió antes de 2016 la de Voleibol, al calificar para los JO de Río de Janeiro—, como las que se esmeran con sentido profesional y gran interés en crear condiciones óptimas en sus afiliados.

La mayoría ha perdido el amor por la competencia, la lucha y la superación, y se han refugiado, supuestamente, en la preparación de los competidores por edades porque ahí pueden hincarle el diente a los padres de familia con inscripciones, uniformes, viajes. El objetivo es netamente comercial más que deportivo.

Es patética la labor en atletismo y natación. Cada vez más alejadas, ahora a 30 y más años de distancia, de los récords mundiales. Son el emblema del no hacer nada. Son puro cascarón. Sin conciencia ni responsabilidad de su papel deportivo y social. Su posición actual y desde hace una década es el reflejo de la más alta incompetencia que se tenga memoria en los anales del país

Uno de los problemas más serios que encara el deporte nacional es que ninguna autoridad pide a las FN la comprobación de resultados técnicos deportivos. A veces se presentaba o se presenta un doble juego sucio porque los comités organizadores y las Federaciones Internacionales (FI) pagan los gastos de los competidores que asistan a sus certámenes, y las FN, que no justifican ante nadie los apoyos económicos que reciben de las FI, contaban o cuentan, además, con el apoyo monetario de las autoridades deportivas nacionales.

Sin la presencia de entrenadores extranjeros de calidad como los hubo en los JO de 1968, no se alcanzará jamás el baremo de las nueve medallas ni tampoco el sobado quinto partido en el futbol. (Y, ¿si se alcanzase éste, cuál es la trascendencia?).

El pasado 16 de enero, la Organización Deportiva Panamericana, formada con 42 Comités Olímpicos Nacionales, lanzó la propuesta de organizar los JP para menores de 20 años con el apoyo técnico de las FI, algunas como atletismo y ajedrez organizan campeonatos mundiales en menores de 20 años, pero con un objetivo deportivo incomprendido en algunos países como el nuestro; se asiste más por presencia social que agonal.

La sede será designada en la reunión de Odepa en San José, Costa Rica, los días 27 y 28 de marzo. Se mencionan las ciudades de Cali, Colombia; Santa Ana, El Salvador, y Monterrey, Nuevo León.

Es esencial que México se involucre en estos JP Junior, con un concepto de lucha y de soporte científico. Hay varios caminos: contratar técnicos extranjeros de alto nivel, sanear y pedir resultados a las FN, contar con personal científico, mayor presencia de deporte olímpico y otras actividades olvidadas en los medios de comunicación.

 

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