El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, al ofrecer una conferencia de prensa sobre tarifas diversas en la Casa Blanca. Foto: AP
SAN DIEGO.
Hace dos años, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó la orden para construir el muro fronterizo, como una de sus mayores promesas de campaña, pero el proyecto nunca comenzó y pudiera nunca iniciar.
Era entonces la culminación de más de un año de ganar seguidores con la idea de que México pagaría por su “gran y hermoso muro”.
Pero desde que mostró ante las cámaras con expresión triunfalista su firma en la orden ejecutiva, no ha pasado nada.
Solamente está la construcción de ocho prototipos de muro a unos metros de la frontera con Tijuana.
Trump visitó el año pasado la zona. Cuando el Departamento de Seguridad Interior (HSD) sometió a pruebas los modelos que habían elegido, encontró que todos eran vulnerables.
Probó que fueran “inexpugnables”, lo que tradujo en que fueran imposibles de escalar, de pasar por debajo, de perforar o de rodear.
Pero el modelo de barrotes de acero, fue fácilmente cortado con una sierra de venta comercial.
La respuesta del mandatario a esas críticas fue: “nunca dije que México entregaría un cheque, sino que (a la larga) mediante el nuevo acuerdo comercial, México pagaría muchas veces por el muro”.
Sin embargo, la Casa Blanca insistió en pedir cinco mil 700 millones de dólares para pagar la barda de acero, un asunto,que hasta ahora, mantiene paralizada a la administración federal.
