No hace caso a las “intrigas palaciegas”; entrevista con Ricardo Monreal

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CIUDAD DE MÉXICO.

Hace política desde hace 43 años. Empezó cuando era un quinceañero. Por eso a Ricardo Monreal no le preocupan lo que llama “intrigas palaciegas” en su contra.

“He vivido siempre con ellas. Sé que estoy haciendo las cosas de manera correcta”, dice en entrevista con Excélsior, seguro de que Andrés Manuel López Obrador, su amigo y compañero de lucha desde hace 22 años y hoy Presidente de la República, tampoco las escucha.

El líder de la primera fuerza en el Senado no da pie a que los integrantes del gabinete traten de meterse en la construcción de acuerdos con la oposición.

“Tengo el respeto absoluto del Presidente a la autonomía del Poder Legislativo. ¿Por qué habría de permitir que funcionarios que dependen de él quisieran vulnerar esa autonomía? No lo voy a aceptar”, advierte.

Monreal sostiene que cuando quiere platicar con él, López Obrador le pregunta si pueden desayunar. Directo, sin intermediarios. “No me habla por teléfono. No me manda mensajes. No usa ni gavilanes amenazantes ni palomas mensajeras”, señaló.

Para el senador, ser oposición lo hizo comprender que lo mejor para lograr acuerdos es no atarse a una línea dura, sino ser flexible.

Explica que ésa es la clave para evitar que Morena repita el estilo avasallador del viejo priismo hegemónico.

“No soy de los ortodoxos que dicen: ‘no se mueve ni una coma’. No creo en eso”, aseguró.

Ni gavilanes amenazantes ni palomas mensajeras

El legislador relata su relación con el presidente Andrés Manuel López Obrador; hay respeto y diálogo directo con él, afirma.

Viejo lobo que hace política desde hace 43 años, a Ricardo Monreal no le preocupan las intrigas palaciegas en su contra, porque “he vivido siempre con ellas. Sé que estoy haciendo las cosas de manera correcta”, dice desde la seguridad de que su amigo y compañero de lucha desde hace 22 años, Andrés Manuel López Obrador, hoy Presidente de la República, no las escucha.

Líder de Morena en el Senado, Monreal se niega a repetir la historia del viejo PRI hegemónico que tuvo en el Congreso de la Unión una extensión del Ejecutivo federal, y que conoció en sus entrañas; por eso, no permite que los integrantes del gabinete presidencial traten de meterse en la construcción de acuerdos con la oposición.

“Tengo el respeto absoluto del Presidente a la autonomía del Poder Legislativo, ¿por qué habría de permitir que funcionarios que dependen de él quisieran vulnerar esa autonomía? No lo voy a aceptar”, alerta.

Incluso, revela que el Presidente de la República jamás le manda “ni gavilanes amenazantes ni palomas mensajeras”. Siempre el diálogo es directo entre ellos.

Colocado con un récord positivo, porque logró en el Senado el nombramiento de dos ministros de la Corte y el diseño de la Guardia Nacional, con los votos de todas las fuerzas políticas, a pesar de que había oposición inicial, Ricardo Monreal es muy claro en su estilo de construir consensos.

“Trato de buscar acuerdos. No soy de los ortodoxos que dicen: ‘no se mueve ni una coma’. No creo en eso y sí creo en la autonomía de un poder y lo he demostrado. A veces me genera ciertas dificultades y contradicciones con otros poderes, pero estoy convencido que se debe de construir así, sin una línea dura, rígida en la que no te permita moverte”, explica el senador.

Comparte, en entrevista con Excélsior, que su experiencia de 43 años de hacer política, ya que empezó en ella a los 15 años, le permite ahora tener serenidad para entender el papel de la oposición y para evitar que Morena repita el estilo avasallador del viejo priismo hegemónico, porque incluso ésa es la instrucción del presidente López Obrador.

“Él sabe claramente, como siempre fue oposición, toda su vida fue oposición, él entiende la oposición, porque él fue oposición y ahora simplemente hace valer sus expresiones, pero me lo ha dicho a mí, muchas veces, el respeto irrestricto a los opositores se mantendrá en todo el sexenio”, dice.

Hace 22 años, cuando ningún político con aspiraciones de futuro renunciaba al PRI, Ricardo Monreal dejó el priismo, entonces el partido político más poderoso de toda la historia de México. Decidió aceptar la propuesta de Andrés Manuel López Obrador de ser juntos los primeros en arrebatarle la gubernatura de Zacatecas al tricolor y lo lograron.

Luego, cuando el PRD estaba en la cumbre de su poder, Ricardo Monreal se fue del partido, porque se lo pidió Andrés Manuel, a fin de reforzar al raquítico Partido del Trabajo que estaba a punto de desaparecer de la escena política dentro del Senado de la República en 2008 y luego él solo ganó una batalla legal a la Cámara de Diputados para lograr la conformación de la primera bancada de Morena en el Congreso de la Unión.

“Yo estoy tranquilo en mi conciencia y sé que he tenido 22 años de continuidad en la lucha política de Andrés Manuel. Entonces, no me arrepiento, fue mi mejor inversión política que hice, en mi ánimo social y en mi vida personal”, asegura.

“Desde entonces me vinculé con él orgánica y políticamente. Tengo 22 años en la lucha con López Obrador. Debo ser de los más antiguos con él. Sin titubeos, salvo en la Jefatura de Gobierno, que ahí tuve un desencuentro, porque las encuestas que hicieron no me favorecieron; salvo ese desencuentro de tres meses, toda la vida que he tenido he sido congruente en mi participación política con él”, dice.

—¿Pesa en él las grillas que hay en contra de usted?

—Las intrigas palaciegas siempre han existido. Las intrigas palaciegas y lo que yo denominé, en un momento dado, como la Nomenklatura, sí existe, pero si no te metes con ellos, no hace caso de intrigas él. Incluso en corto ni siquiera las acepta. ‘No. No. No, no te metas en eso. No me digas eso. Ponte a trabajar’, dice. No acepta tan fácilmente. Aunque existan las intrigas, no las compra tan fácilmente, ni aunque sean muy allegados.

—¿A usted le preocupan las intrigas que hay en su contra?

—No. No me preocupan, porque he vivido siempre con ellas, y al final, salgo bien librado; gracias a Dios hasta ahora. Pero no me preocupan, porque sé que estoy haciendo las cosas de manera correcta.

Hace unos días, cuando se construía el acuerdo para que la magistrada Yasmín Esquivel se convirtiera en ministra de la Corte varios senadores de Morena relataron que Monreal recibió una llamada de la secretaria Olga Sánchez Cordero para que construyera el consenso en torno a Loretta Ortiz.

—Sé que tuvo una llamada desde el viejo Palacio de Cobián.

—La hubo.

—¿Cómo mostrarle al gabinete que no es un empleado del gobierno, sino que representa a otro poder?

—Es muy difícil. A veces hay más incomprensión con los de adentro, porque creen que es una extensión. El Congreso no es una extensión del gobierno y a veces los compañeros, de buena y pocas veces de mala fe, tratan de influir en decisiones,  pero cuando actúas con firmeza, nada más la primera intentan presionar, después ya saben que no van a poder.

—Le ha llamado para darle indicaciones el Presidente?

—Nunca me ha llamado. Me he reunido con él. Cuando él quiere alguna cosa, que es normal en la colaboración de poderes, me pregunta si puedo desayunar, directo. No me habla por teléfono. No me manda mensajes. No usa ni gavilanes amenazantes ni palomas mensajeras.

 

SU TRAYECTORIA

 Monreal fue senador de un PRI hegemónico; diputado federal del PRI cuando perdió la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados; senador por un PRD que por primera vez crecía hasta tener 22 legisladores en el Senado; coordinador de un famélico PT del Senado en la LXI Legislatura, con sólo cinco integrantes y el coordinador del primer grupo parlamentario de Morena en la LXII Legislatura de la Cámara de Diputados.

“Sí es complicada esa transición, pero quizá esa lección política te ayude a actuar con mucha tolerancia, porque no asumes actitudes de confrontación permanente y no asumes posiciones insalvables de acuerdos, siempre dejas la puerta abierta para construirlos”, explica el senador.





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