Nuestro beisbol

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Comenzó el calor de la temporada 2019 de la LMB: las primeras series pueden arrojar esa estridencia musical o la parte visual con la pirotecnia, con estadios nuevos, remodelados para adecuarse a la “experiencia del aficionado”. Hasta ahí, podemos decir que todo va quizá de acuerdo con un guion. Hay elementos para el análisis y cuestiones deportivas, cuando, quizá lo más comentado (sólo una por fortuna) es la implementación de una pelota con una marca distinta a la del calendario anterior.

Está bien que en Grandes Ligas la tendencia moderna apueste al cuadrangular para seguir atrayendo al aficionado, con el particular sonido que emana el madero mismo. Sí, la cuestión es que estamos hablando del big show con peloteros millonarios, con el glamur de ciudades con economías muy fuertes como para poder sostener salarios así, a partir de publicidad y la compra de abonos estratosféricos. Lo triste es perder el encanto cuando el pitcheo no ha sido brillante y, casi disuasivamente, pones una pelota más voladora. Una alegría momentánea para unos… una perenne pesadilla para otros.

Una clave de la LMB es el saber que no es propiamente una de las (¿otras dos?) Ligas Triple A en el sistema de sucursales, sino representar un “ecosistema” con climas tan diversos como Cancún, Torreón, Saltillo, los dos Laredos… Es esa riqueza, desde la diversidad, un elemento distintivo que le ha dado una especie de mosaico cultural  beisbolero, donde tiene su encanto ver a un Campeche embalado enfrentar a un Monclova líder, por dar un ejemplo casi al azar. Podríamos agregar un Puebla (históricamente con equipazos) y esa final contra Tijuana; la clave es resaltar esa variedad de estilos, de aficiones.

Hay nuevos empresarios en la Liga veraniega, la LMB de la sapiencia histórica parece renovarse y es donde no se entienden varias decisiones, al igual que la poca tolerancia a la crítica. En la era de tanta información, que los medios opinen bien o mal, pero que estén en el diamante… no, sigue habiendo preferencias y ahí parece que el ADN vetusto sigue pesado. Definitivamente ver lo que se está haciendo en Durango, Monclova, Tijuana, con el nuevo estadio de los Diablos, da una proyección interesante, también con el nuevo flujo “restablecido” de jóvenes mexicanos al sistema de sucursales, eso está genial.

Finalmente, como adelantamos en la anterior entrega, se “cayó” el trato de MLB con Cuba y ésas son oportunidades que no puedes desaprovechar.

 

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