Opinión del experto nacional – Lengua materna, el desafío

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01 de Marzo de 2019

 

Por Luis Maldonado Venegas

Durante poco más de dos décadas, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), ha celebrado cada 21 de febrero el Día Internacional de la Lengua Materna. El objetivo es reafirmar el compromiso en materia de diversidad lingüística de todos los estados afiliados (193 miembros y 11 asociados), e invitarlos a celebrar esta jornada “en tantas lenguas como sea posible a fin de recordar que la diversidad lingüística y el plurilingüismo son esenciales para el desarrollo sostenible”.

¿Por qué el llamado de la Unesco? Porque la diversidad lingüística se encuentra amenazada. Cada vez más lenguas desaparecen. Cada dos semanas, como promedio, una lengua se eclipsa llevándose su patrimonio cultural e intelectual. Este empeño rinde frutos, aunque no a la velocidad que se requiere, ya que una de las dificultades a vencer está precisamente en la complejidad plurilingual.

En México han sido vastos los esfuerzos desplegados por el Estado durante décadas en favor de la educación de los pueblos indígenas. Vastos, pero insuficientes, de manera que debemos reconocer que el problema prevalece y es uno de los mayores desafíos para nuestro desarrollo, habida cuenta de que esa dificultad deriva de la pobreza.

De acuerdo con el Catálogo de Lenguas del INALI, en México, existen 11 familias lingüísticas que se dividen en 68 agrupaciones y, aproximadamente, 364 variantes. Conforme al Censo de Población y Vivienda 2010, el Inegi estima una población de 15.7 millones de indígenas en México. De estos, 6.6 millones son hablantes de lenguas originarias. Aunque la mayoría se encuentra en los estados de Oaxaca, Chiapas y Veracruz, puede decirse que la generalidad de los pueblos indígenas de México vive o sobrevive en condiciones de penuria. Muchos indígenas, particularmente las mujeres, suelen emigrar con sus hijos (la mayoría menores de siete años de edad) a las grandes ciudades, para convertirse en trabajadoras domésticas o encontrarse en la informalidad.

Si reflexionamos en el futuro de esos niños menores de siete años, esta situación envuelve un reto mayor: la educación de niñas y niños indígenas. El analfabetismo de los indígenas es cuatro veces más alto que el nivel nacional; una de cada tres escuelas de su localidad tiene solamente un profesor para atender tres grados.

El Programa Internacional de Evaluación de los Alumnos (la prueba PISA), que entre otras cosas examina el rendimiento educativo de niños de 15 años, así como la motivación que tienen de aprender, mostró hace un par de años avances en la educación en México, pero encontró que ese rendimiento se redujo en la población indígena porque solamente el 64% de los niños terminan sus estudios.

Acaso gobierno y sociedad debamos poner nuestro mayor empeño, con los recursos pedagógicos y financieros disponibles, para ofrecer a niños y jóvenes indígenas, una educación con diversidad cultural y lingüística. En algunos países latinoamericanos, como Bolivia y el Perú, se aplican ya métodos que ubican a la lengua materna como el primer idioma, y el español (por aprender) como el segundo. En el caso del Perú, el proyecto es de educación intercultural y bilingüe para la Sierra y la Amazonia. Lo significativo en este caso es respetar su identidad cultural, derecho constitucional ya reconocido a nuestra población indígena. Por difícil que parezca, el hecho es que nuestros jóvenes indígenas monolingües ya enfrentan estas exigencias de la globalización.

“Para combatir el rezago y las carencias, las autoridades deben impulsar el desarrollo de las zonas indígenas, destinar recursos especiales, mejorar la educación, otorgar becas y aplicar programas educativos que ayuden a conservar la herencia cultural de sus pueblos”, dice un párrafo del artículo 2 constitucional. La entrega de libros de texto en lenguas indígenas originarias  de Chihuahua, la presencia de textos de lenguas indígenas en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (2018) y el decimonoveno Concurso Nacional Las Narraciones de Niñas y Niños Indígenas y Migrantes 2018, constituyen signos reconfortantes y esperanzadores de que en México damos ya pasos firmes por ese sendero. Lo importante es contribuir a la mejora continua de la educación.

 

*Presidente de la Academia Nacional de Historia y Geografía de la UNAM.

 





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