Para entender una tragedia 2019/01/25

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25 de Enero de 2019

En una tragedia no se juzga, no se acusa, no se moraliza; lo que hay es una rotunda condena a la convención y represión social. Todo gira en torno a las crisis decisivas, dramáticas de la vida humana. Quizás por eso sea muy fácil centrar una tragedia en “la mujer, la visión del amor como algo automático de lo que uno no puede defenderse, la identificación con las fuerzas que promueven la fecundidad de la naturaleza, la unión de transgresión y muerte, o el tema del héroe que lleva su pasión hasta las últimas consecuencias”. Ahora y aquí, ¿quién es el héroe?

“El coro señala una situación que va creciendo a lo largo del tiempo hasta que explota en sus consecuencias previsibles. Noticias que trae el coro iluminan la situación, la hacen avanzar. La ciudad está cercada, el coro siente terror, y un mensajero va trayendo noticias que hacen crecer la tensión, hasta que explota con la muerte”.

Necesarios son los presentimientos centrados en el símbolo: la gota de petróleo y el perfil del águila real. Las letras Pemex. “Los huachicoleros juegan con el favor de la gente. Roban algo que no es de nadie y lo venden en condiciones favorables. En 2017, millones de mexicanos pudieron ver en televisión a multitudes llevándose combustible en cubetas por culpa de una fuga en un ducto. Un error de los huachicoleros, un agujero mal hecho. Una forma también de ganarse al pueblo”.

Hay una insistencia que va cargando el ambiente de terrores: cuando llega la muerte, ésta estaba ya prevista. La tragedia de la situación y la tensión creciente de los presentimientos son, en realidad, una misma. Los coros son personajes secundarios —muchachas, lavanderas, campesinos— que se adhieren a las alegrías y a los dolores de los personajes principales. En esta tragedia, ¿quiénes son los personajes principales?

La acción se centra con el cambio del suceso, en una persecución. Explotó el ducto de Tlahuelilpan. El fuego invade la escena y la actividad está a cargo de las divinidades de la muerte, las Erinias o Furias, pero presididas por una divinidad superior, la Luna. Al día siguiente, “y la luna se volvió como sangre”. “A partir de este momento, la escena se traslada a un mundo fantasmal y divino y los protagonistas que han violado la norma… ¿serán perseguidos por las divinidades de la muerte?”.

En San Primitivo buscan sus querencias. Familiares, sobrinos, amigos, él. ¿Y las ellas? no sabemos. De ningún familiar sabemos nada. Hay que buscar y despedir a los hermanos difuntos. ¿Y las hermanas? A lo mejor, no lo sabemos. Quizás nos fortalezca… ¿el no saber?

Pero lo que sí sabemos es que la sangre no tiene voz. “No sean así, busquen, como no son sus familiares les vale madres, yo quiero a mi hijo como esté para darle sepultura”, reclamó una mujer. “Sólo queremos que remuevan la tierra, creemos que ahí abajo hay más restos porque todavía hay muchos desaparecidos, si no están aquí, dónde”.

“Unos 50 vecinos colaboran con las autoridades estatales de Hidalgo con un “barrido” de indicios en los alrededores de la zona cero”. Paz al final. Son muy característicos los finales en que se concilian fuerzas opuestas. Hay quien, quizás, exclamó: “Bendito sea Dios que nos tiende juntos para descansar”. “El municipio, ubicado a 14 kilómetros de la refinería de Tula, fue azotado por la incertidumbre y el duelo”. Queda sólo recordar a López Velarde: “El Niño Dios te escrituró un establo y los veneros del petróleo, el diablo”.





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