Peugeot Rifter 2020, con gracia y elegancia

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CIUDAD DE MÉXICO.

Tras recorrer un trayecto de casi tres horas que incluyó un largo tramo de una diver­tida autopista y algunos cru­ces por poblados llegamos a la ciudad, detuvimos nues­tro vehículo y nos sentamos en la tercera fila de la nue­va Peugeot Rifter, desde ahí todo luce distinto.

Debemos comenzar por aclarar que la tercera fila de este vehículo, aun con nues­tra altura de 1.87 metros, es completamente funcional, que acceder a ésta no implica realizar una maniobra digna del Cirque du Soleil y que no nos sentimos como niños re­gañados al abrocharnos el cinturón de seguridad ahí.

 

 

Peugeot se ha preocupado por ofrecer no sólo un par de asientos extra que completen la suma de hasta siete pasa­jeros, sino además de gene­rar ahí una experiencia que sea digna de contarse y sobre todo de vivirse.

La fórmula le salió tan bien que, al menos a noso­tros, nos pareció más agra­dable y apetecible viajar en la tercera fila de la Rifter que en la de la 5008, de la que se tomó la platafoma para de­sarrollar este monovolumen, y esto a pesar de que la her­mana mayor de la 3008 es una SUV muy bonita y llega a nuestro país con un equi­pamiento superior, que in­cluye un soberbio techo panorámico y algunas otras amenidades.

 

 

Obviamente, al desarro­llar esta plataforma pen­sando en un vehículo de pasajeros y no en un utiliario encontramos un buen com­portamiento que, sobre todo en las cerradas curvas de la carretera, nos permitió limi­tar la transferencia de pesos, lo cual ayuda a mejorar la comodidad de los ocupan­tes, sin importar en qué lugar del vehículo viajen.

No hay trucos comple­jos detrás de esto. Peugeot utilizó la receta que todo fa­bricante europeo de vehícu­los respetable hubiera hecho para meter a siete personas en un vehículo: incluir bol­sas de aire frontales y latera­les (4), control de estabilidad (ESC), control de tracción (ASR), frenos antibloqueo (ABS) y una supensión pre­sentable, con frenos de disco en las cuatro ruedas.

 

 

GANCHO AL HÍGADO

Comenzamos a explorar to­dos los rincones de la camio­netita y las ventajas siguieron saltando; la apertura de las puertas traseras corredizas, el diseño de los asientos que es sobre todo confortable, la versatilidad de la configura­ción de los asientos, múlti­ples espacios para acomodar cualquier cantidad de cosas y hasta el sistema de infoentretenimiento que cuen­ta con una pantalla táctil de ocho pulgadas, la cual nos permitió conectarnos a partir del Apple Car Play, así como el diseño reducido del vo­lante que nos hizo sentir en un vehículo más deportivo y juvenil.

Pero lo que acabó por convencernos de la maravi­lla que teníamos en las ma­nos fue la gran respuesta del motor 1.6 litros turbodiesel, que cuando pisamos el ace­lerador a fondo nos ofreció un empuje extraordinario, cortesía de las 169 libras-pie de torque que exprimimos a placer, gracias a la caja ma­nual de cinco velocidades.

 

 

La respuesta de este mo­tor de cuatro cilindros es muy solvente para mover los 1,522 kilogramos que este vehículo registra en la báscula, y esto a pesar de que la marca pro­mete un extraordinario ren­dimiento de combustible, cercano a los 20 kilómetros por litro en carretera, algo muy inusual en vehículos de siete pasajeros.

A altas velocidades los 90 caballos de fuerza no lo ha­cen mal, aunque hay que re­conocer que el enfoque de la Rifter es más familiar que otra cosa.

 

 

Debemos confesar que al ver un vehículo tan cuadra­do, por fuera, y de poco más de 4.7 metros de largo, espe­rábamos movimientos más burdos al salir de las curvas, o que la parte posterior de la camioneta no nos permitie­ra atacar con firmeza las tra­yectorias ideales durante los giros de nuestro trayecto, sin embargo, nos llevamos una grata sorpresa al encontrar un comportamiento que nos hizo sentir cómodos y segu­ros en todo momento.

Hay que decir que la dirección cuenta con asis­tencia eléctrica, por lo que además de ser cómoda no es cansada, a pesar de las casi tres horas de trayecto que enfrentamos.

 

 

Nos pareció raro, pero no descabellado el contar con un muy buen equipamien­to que incluye controles al volante, vidrios eléctricos delanteros y sensor de luz, freno de estacionamiento eléctrico, sensor de lluvia y climatizador automático, que contrasta con algunos ma­teriales que nos parecieron algo toscos. Sin embargo, si pensamos en la versatilidad del vehículo, y que de pron­to va a tener que cargar no sólo con la familia sino a ve­ces con mascotas, todo tipo de equipaje y en una de esas hasta con una mudanza, la camioneta está lista para eso y más.

La Rifter llega en dos ver­siones Active y Allure, que varían en equipamiento, así como en la tercera fila que sólo llega para la Allure, y es­tamos seguros que ésa es por mucho una de las mejores opciones para llevar a siete pasajeros de forma cómoda, eficiente y por un costo muy razonable.

 





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