Vicente Rojo, guiado por la intuición

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CIUDAD DE MÉXICO.

La obra de Vicente Rojo (1932), por su carácter abstracto, no está delante de una ideología ni de una ética o narración, “sino que se descubre de manera desnuda, sensible, ante la realidad compleja, multi-sensorial, profunda, metafísica, que rodea al artista”.

Esta apuesta del pintor, diseñador y escultor “por la libertad y la profundidad” motivó a la Universidad Iberoamericana (UIA) a otorgarle el doctorado Honoris Causa, que recibirá el próximo 22 de febrero, a las 12:30 horas, en el campus Ciudad de México; es la primera vez que esta casa de estudios entrega esta investidura a un artista plástico, comenta Juan Carlos Henríquez.

10 años hace que se presentó la candidatura de Rojo

El director del Centro de Exploración y Pensamiento Crítico en la UIA, quien acompaña este proceso, detalla en entrevista que el sistema universitario jesuita encontró “una afinidad muy particular” entre la espiritualidad o la cognición que propone y las intuiciones que cultiva la Generación de la Ruptura.

En nuestro plantel han expuesto Francisco Toledo, Manuel Felguérez, Roger von Gunten y Lilia Carrillo, por ejemplo. La Ibero ha estado circundando sus propuestas. Los jesuitas tienen un pintor, también abstracto, Miguel Aguayo, que hace el mismo tipo de arte, de renuncia a la figura, de espaldas a una narrativa de corte épico de la realidad nacional, deja de ver la nación y aparece el paisaje concreto”, señala.

El doctor en sociología por el Boston College explica que la candidatura de Vicente Rojo, para concederle el reconocimiento académico, fue presentada hace diez años por la Universidad Iberoamericana de Puebla y fue aceptada. “Tenemos entendido que el maestro pensó en declinar la investidura, porque decía que se ponía muy nervioso, que le abrumaban este tipo de actos, pero al final aceptó. Aquí haremos una ceremonia sencilla”.

Nacido en Barcelona, el también editor llegó a México en 1949 y desde entonces su proceso creativo no se ha detenido. “Igual que muchos otros, encontró en este país el destino de su exilio, y que optó de manera consciente adoptarlo como su hogar. Eso nos ha llamado mucho la atención, esa capacidad de encarnarse en otros espacios”.

Henríquez, maestro en Comunicación y Filosofía, comparte que, en una entrevista, Rojo le contó que cuando llegó a la Ciudad de México lo impresionó la luz del amanecer, entonces supo que éste era su país. “Fue una intuición sensible, no ideológica; la luz de la ciudad le da esa certeza, no son las ideas”.

Aclara que no es el primer Honoris Causa que recibe el Premio Nacional de Ciencias y Artes 1991, ya que la UNAM le concedió este reconocimiento en 1998. La UIA elogia, agrega, la capacidad que el autor de series como México bajo la lluvia posee para crear en diversas disciplinas.

Él dice que funciona con dos hemisferios diametralmente opuestos al momento de la creación, no hay hilos conductores de uno al otro. Al pintar simplemente fluye, no sabe cuándo acaba, no hay punto de llegada, sólo tiene la certeza de que ha concluido la pieza. En cambio, el estado de alerta, de estar al servicio del texto, cuando hace diseño editorial, es sorprendente, es otra posición cognitiva. Lo asume como su aportación social”, destaca.

El académico del Departamento de Comunicación de la Ibero añade que está de acuerdo con Felguérez cuando expresa que el arte de la abstracción es el más espiritual de todos.

Va en concordancia con lo que quiere decir la Ibero al México de hoy. Rojo se libera de esa ética y esa visión nacionalista que representaba la Escuela Mexicana de Pintura, y entra de una manera muy teológica a plantear su visión en el arte”, indica.

Destaca que otro aspecto que distingue a Rojo, y a todos los integrantes de la Ruptura, es su producción constante. “Siguen creando una obra maravillosa a sus más de 80 años, son muy activos. Eso habla de que tienen una gran esperanza en México”.

Concluye que, a través de este tipo de reconocimientos, la UIA ratifica su objetivo de cultivar tanto las humanidades como las artes expresadas.

Rojo, aunque se acercó al dibujo en su España natal, estudió pintura en la escuela de arte La Esmeralda. Cofundó en 1960 la Editorial Era y participó en el diseño gráfico de publicaciones culturales como Artes de México, Revista de Bellas Artes, Revista de la Universidad, Plural, del periódico Excélsior, y México en el Arte, entre otras. En 1994 fue elegido miembro de El Colegio Nacional.

Henríquez adelanta que la UIA acaba de adquirir cuatro obras gráficas de Rojo, que serán expuestas en breve.

 

cva

 





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