GUANAJUATO.
Es inevitable que a nuestro paso la gente que camina por las calles de San Miguel de Allende no se detenga por un instante para observar con atención a la nueva Blazer 2019 y no es para menos, pues en una locación que parece que se quedó atrapada en el tiempo, el contraste es radical.
Parece que los diseñadores de la firma estadunidense realizaron algunos experimentos genéticos para lograrlo y tomaron las proporciones de la Equinox y las combinaron con la belleza y agresividad del Camaro, y el resultado fue extraordinario.
De ahí que la parte frontal haya heredado esa mirada profunda y agresiva que de inmediato nos remite al Camaro de nueva generación, así como las líneas de carácter anguladas impresas en el resto de la carrocería y los rines de aluminio de seis brazos en forma de aspas de 20 pulgadas que, además de darle un aspecto futurista, la hacen ver robusta y musculosa.
El interior es una ventana directa al futuro, donde también se replica el lenguaje de diseño angulado del exterior y en el que encontramos conjugadas las mismas formas básicas del tablero del Camaro.
Aquí destacan, además del volante forrado en piel con paletas de cambio, la geometría hexagonal de la pantalla táctil a color de 8 pulgadas de alta definición del sistema de infoentretenimiento al centro del tablero y el botón de encendido colocado a la izquierda del mismo panel, las dos enormes salidas circulares del aire acondicionado pintadas en rojo y colocadas en la parte baja de la consola central.
Mientras seguimos disfrutando del confort del asiento del conductor y de la buena visibilidad a través del parabrisas, esto debido principalmente a la altura de la camioneta, de pronto, por el espejo retrovisor derecho, el reflejo de un rostro familiar nos asecha, mientras nos desplazamos por las estrechas calles empedradas casi a vuelta de rueda, enfrentando la parte final de la ruta de prueba de más de 300 kilómetros por autopista y carreteras secundarias a la que Chevrolet nos convocó para conocer sus atributos.
Se trata de una Blazer de segunda generación, cuyo estado de conservación es tan bueno que parece que el tiempo no pasó sobre ella.
¿Coincidencia que estos parientes se hayan conocido en estas latitudes?
Quizá, pero lo cierto es que mientras nos rebasa para girar a la derecha y terminar con este encuentro familiar, nos resulta asombroso que los únicos elementos que tienen en común estos dos vehículos es el nombre y el emblema de Chevrolet en la parrilla, porque por lo demás existe un mundo de evolución que las separa.
EL PUNTO DE PARTIDA
La jornada de manejo comenzó horas antes, en una de esas rectas largas de la carretera 51 flanqueadas por grandes extensiones de tierra árida que conecta al Valle de los Senderos con Dolores Hidalgo y en donde las curvas son tan abiertas que basta un movimiento ligero con el volante para mantener la trayectoria.
Fue en este escenario donde pudimos dar rienda suelta a los 308 caballos de fuerza y a las 270 lb.-pie de torque que genera al eje delantero el motor V6 3.6 litros atmosférico que late bajo el cofre de las Blazer, alcanzando rápidamente altas velocidades sin que el ruido aerodinámico se cuele al habitáculo.
Si bien el empuje es total cuando la aguja del cuentarrevoluciones se acerca a las cinco mil revoluciones, lo cierto es que la sensación de retraso en la respuesta del bloque mientras la aguja sube por la escala del reloj casi es imperceptible, gracias a las buenas decisiones que toma la transmisión automática de nueve velocidades a la que está acoplado, ya que, al pisar el acelerador a fondo, la caja de velocidades reduce un par de marchas para darle un empujón contundente a los más de 1,800 kilogramos que la Blazer 2019 registra en la báscula, algo que agradecimos en las maniobras de rebase, pero, al mismo tiempo, puede mantener al propulsor trabajando de manera relajada, entre las dos mil y 2,500 rpm a una velocidad cosntante de 120 km/h, disminuyendo el consumo de combustible hasta promediar cerca de 13 km/l.
Una vez que dejamos atrás la carretera federal y nos incorporamos a la autopista en dirección a San Luis Potosí, a la altura del kilómetro 85, nos enfrentamos a un tramo con descensos pronunciados y aderezado con un paquete de curvas muy cerradas en el que comprobamos que, aunque se trata de una camioneta con un centro de gravedad elevado, dada su altura, la rigidez del esquema de suspensión contiene con eficacia el balanceo de la carrocería inclusive frenando en pleno giro, pero que al mismo tiempo mastica y digiere las irregularidades del asfalto, dejándolas afuera de la camioneta.
En el tramo final de la ruta, nuestro nivel de confianza hacia la Blazer ha aumentado con cada kilómetro recorrido hasta un nivel en el que no queremos dejarla estacionada en el motor lobby del hotel para pasar la noche. Chevrolet ha encontrado la fórmula ideal entre deportividad, confort, seguridad, diseño innovador y tecnología, que es probable que la Blazer 2019 sea la protagonista de nuestros sueños esta noche.