26 de Marzo de 2019
No es broma, después de tanto decir, insultar, amenazar, vociferar, decir que lo iba a dejar paralítico y no sé cuántas cosas más, a la hora de la hora, Carlos Trejo, mejor conocido como el Cazafantasmas, se rajó.
Simple y sencillamente no quiso ir al programa de televisión El minuto que cambió mi destino, al encuentro con Alfredo Adame. Cabe mencionar que el pasado viernes, muy formal, Trejo se comprometió al aire en ello, me dijo que incluso él no tendría miramientos y si se encontraba a Adame de frente le iba a romper el hocico sin mediar palabras.
La idea sonaba sensacional en cuanto a niveles de audiencia, pero desde el mismo viernes por la tarde Trejo empezó a poner pretextos. Que si su abuelita, que si llovía, que si no le avisaba alguien en especial le tenía que decir y no sé cuántos pretextos más.
Hablamos con la empresa, yo de forma personal hablé con ellos, me confirmaron y repentinamente Carlos canceló, pues no le habían confirmado.
¿Qué?, aquí alguien miente, ¿o el Cazafantasmas o la empresa?, incluso ellos me dijeron que era muy complicado Trejo, es decir, que le daba miedo el asistir.
Total que llegó el día, ayer lunes, nunca llegó Carlos Trejo, quien llevaba semanas y semanas lanzando ataques en redes sociales, burlas, advertencias, pero a la hora de la verdad no se presentó.
Y déjenme decirles que no se trata de generar violencia, pero si ambos llevan casi 20 años retándose públicamente y nadie los ha juntado, quisimos participar en eso, pero uno de ellos sólo habló y habló y habló y siguió hablando hasta que llegó el momento de la verdad y don Carlos Trejo, con todo y sus fantasmas que dice cazar, tuvo pánico y no lo culpo, pues los golpes duelen. Lo único que considero importante decir es que el “miedo no anda en burro”, ¿verdad, señor Cazafantasmas?
