Reconocimiento para la eternidad

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CIUDAD DE MÉXICO.

Con el andar del tiempo llegó una dulce recompensa para el ingeniero Óscar Fernández Gómez Daza. Después de 63 años de que sus diseños fueron tomados para construir la pista del Autódromo Hermanos Rodríguez, en el legendario inmueble ya luce una placa en la que se le reconoce su labor.

La historia de la influencia de Óscar Fernández, ingeniero civil egresado de la Universidad Autónoma de México (UNAM), y actualmente con 92 años, fue publicada el 11 de octubre de 2015 en Excélsior. Ahora su nombre está en el trazado que nació entre sus ideas y donde actualmente la máxima categoría de la Fórmula 1 agenda una carrera de su calendario.

Gracias a Excélsior que me descubrió, entonces empezaron los pilotos viejos, que corrieron la pista, y todos ahí, en ese momento, se enteraron que yo había sido el diseñador. Ya me conocían”, comentó Óscar Fernández después de que se develó la placa en la que luce su nombre.

En la publicación del 11 de octubre de 2015 se relató que a Óscar Fernández lo había dejado el paso del tiempo sin el reconocimiento de haber sido el creador de la pista del autódromo que se pudiera construir en México.

Sólo una vez se le había hecho una mención pública por esta obra, trazo que ideó como parte de su tesis para titularse de la Facultad de Ingeniería de la UNAM, para convertirse en la primera pista tipo Gran Premio en América Latina.

Cuando se enteraron de esta historia publicada en el periódico Excélsior, comenzaron a hablarme, a localizarme, a felicitarme y todos estaban sorprendidos, preguntándome el por qué nunca había dicho nada. A mí no se me ocurrió decir: yo diseñe la pista”.

 

Óscar Fernández Gómez Daza muestra su tesis de titulación

 

El ingeniero pensó que era muy probable que nadie le creyera que a los 28 años hubiera sido capaz de hacer los planos para diseñar una pista de carreras de autos que podían alcanzar velocidades de 250 kilómetros por hora en esa época.

Al Autódromo Hermanos Rodríguez, que originalmente se llamaba de la Magdalena Mixhuca, se le han realizado un par de remodelaciones para que los bólidos alcancen velocidades de hasta 380 kilómetros por hora, el tope al que pueden llegar las unidades de la Fórmula 1 en la actualidad.

Lo que más me dio orgullo es que me hayan puesto una placa en el autódromo diciendo que yo lo diseñé, ése es un honor tremendo para mí”, explicó emocionado Óscar Fernández Daza al exponer que es algo que jamás esperó con el paso del tiempo y luego de más de seis décadas de haber realizado su tesis de titulación.

En esa placa está la pista dibujada en la parte izquierda y al otro costado la siguiente leyenda: Reconocimiento al Ingeniero Óscar Fernández Gómez Daza por su tesis profesional en 1955. Pista de carreras tipo Gran Premio, que contribuyó al trazo del Autódromo de la Magdalena Mixhuca, hoy Autódromo Hermanos Rodríguez. Ciudad de México, Diciembre 2018.

El largo camino de la historia que terminó con esta placa como reconocimiento tuvo su inicio cuando el entonces joven estudiante Óscar Fernández eligió el tema a desarrollar en su tesis para titularse como ingeniero civil.

Cuando estaba en la Facultad de Ingeniería pensó que quería diseñar una pista de carreras del tipo Gran Premio, porque sabía de su existencia en Europa, pero en Latinoamérica no había nada y en México tampoco.

En su misión para darle forma a sus ideas viajó a Estados Unidos para documentarse sobre todos los aspectos técnicos de la legendaria pista de Indianapolis Motor Speedway; también visitó el trazado de Roosevelt (Nueva York) y luego hizo un nuevo gasto económico para ir al Viejo Continente para conocer los detalles de la pista alemana de AVUS, en Berlín. Sus esfuerzos también tuvieron el respaldo de su padre, un piloto aviador que le ayudó a compilar manuales de construcción de pistas de aterrizaje para aviones, con los que obtuvo valiosa información sobre los tipos de pavimento, su adherencia e impacto sobre las ruedas.

 

Las autoridades del Autódromo Hermanos Rodríguez colocaron la placa en honor a Óscar Fernández el mes pasado

 

Como parte de las fuerzas aéreas de Estados Unidos, el padre de Óscar Fernández, del mismo nombre, estuvo en combate en la Primera Guerra Mundial. La influencia en su hijo fue determinante para que tomara el derrotero para ser ingeniero al acercarlo al mundo de la mecánica de los motores desde la infancia.

En la Facultad de Ingeniería me dijeron, cómo te vamos a examinar en la tesis si no sabemos nada de pistas de carreras, quién te va a cuestionar, así que para solucionar este problema, invitaron a Gilberto Valenzuela, quien era el director de la Secretaría de Obras Públicas del Distrito Federal para que me evaluara”.

El funcionario, al analizar el proyecto del joven ingeniero, que incluía desde la historia de las carreras de autos en América hasta el diseño del autódromo, quedó sorprendido y le dijo “oye y qué tal si hacemos el autódromo”. Ante la emoción de la propuesta el recién titulado ingeniero civil le obsequió una copia de su tesis.

Dos años después de haber sido sinodal, Gilberto Valenzuela le propuso la construcción del autódromo de la Ciudad de México al entonces presidente Adolfo López Mateos, de quien era conocida su pasión hacia los autos de carreras.

Óscar Fernández no sólo se siente muy orgulloso por este reconocimiento que recibió hace unos días, sino que lo más importante para él fue comenzar a transmitir todos los datos y secretos que había recabado para la creación de esta pista.

Bendito sea Dios, porque yo ya me voy a ir dentro de poco de este mundo ya son 92 años. Si no hubiera dicho esos datos, se hubieran muerto y no sabrían cómo se diseñó. Tengo también unos estudios muy elevados de resistencia de viento, la resistencia del aire que pueden servir a los pilotos”.

Al final de la recepción de este reconocimiento, en el autódromo, junto con el estruendo de los motores, se escuchó una porra orgullosamente UNAM: ¡Goya! ¡Goya! ¡Cachún, cachún, ra, ra!, ¡Cachún, cachún, ra, ra! ¡Goya! ¡Universidad!

 

AMU

 





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