Umbrales mínimos

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Los cuentos de Henry James están adheridos ya a mi cuerpo como aterciopeladas manchitas brillantes; me hicieron vivir el amor del siglo XIX en las clases altas estadunidenses, navegué por Venecia, contemplé innumerables cuadros renacentistas y un Turner pintado por la pluma de James; estuve en casonas neoyorquinas y aledañas, y sentí miedo de fantasmas vengativos o asesinos. Las parejas de James buscan protección en lo económico y lo espiritual, aunado a la inteligencia y el talento. Los triángulos amorosos son fuente de desgracias. El arte es el motivo de muchos de los relatos, cuyos narradores o protagonistas son pintores o la trama tiene que ver con ese arte. Pareciera, por los textos, que la unión de dos almas para la “eternidad” es un hecho imposible.

Quien lea estos cuentos encontrará a una mujer que mata por error a su amante; a otra que decide serle fiel a su primer amor muerto en la guerra y se aísla del mundo; a una más que hace a un lado la maldición familiar de su futuro esposo y el hombre muere antes del matrimonio, porque ella absorbe su energía; además, un caballero enamorado descubre el engaño de su mujer a través de una pintura que le hace su examante; y un millonario cree haber encontrado el amor haciéndose pasar por pobre y fracasa. Hay una larga lista de amores frustrados, algunos no pasaron de un leve roce de las ropas, cartas o besos fugaces. Antes del disfrute y de los placeres del cuerpo, está el de la belleza, los espacios, las sedas sobre los cuerpos, el arte y las joyas.

Los cuentos son excepcionales, sólo uno podría olvidarse. Los más afortunados son “La madonna del futuro” y “El último de los Valerio”. Los dos encierran una visión de la mujer perfecta que va de la mano del hombre ideal. Me concentraré en el segundo, protagonizado por una Juno de mármol que la condesa estadunidense Martha manda desenterrar de Villa Valerio. Cuando la Juno regresa a la luz, Camillo, el conde, anuncia un sueño en el que una mano de mármol lo acariciaba, y emergía de su propiedad la hermosa deidad; el aristócrata roba la mano rota de la diosa y la guarda; y encierra el resto del cuerpo pétreo en un pabellón abandonado, así comienza a alejarse de Martha. El padrino de la condesa se muestra preocupado: ha notado los cambios de Camillo y decide seguirlo. Descubre que el joven ha sido atraído por la religión pagana de sus ancestros y se lo comunica a la condesa, desesperada por recuperar su amor. Camillo, enajenado por la adoración a la diosa, derrama sangre frente a ella y desaparece. Mientras él se pierde largas horas, la condesa decide volver a enterrar a la Juno blanca y de ojos vacíos. El conde regresa abatido y postra su cabeza entre las piernas de Martha, pero aún conserva la mano de la deidad bajo llave.

Por qué es Juno la única mujer inmaculada en este primer tomo de los cuentos de James. Esto se repite varias veces en la literatura: Rubén Darío tiene un cuento donde un hombre se enamora de un busto. Herrera y Reissig hace un personaje amante de un traje lila. Felisberto Hernández tiene a sus Hortensias: muñecas que su personaje manda a hacer a su gusto. Francisco Tario sueña a una mujer de piedra decapitada que es la hermana amada y muerta en el cuento “Entre tus dedos helados” y hay otros ejemplos al respecto. Hoy muchos hombres tienen muñecas para hacer el amor y algunos se enamoran de ellas, y otros se casan con programas virtuales. Acaso la mujer perfecta es una idea.

 

TÍTULO: Henry James. Cuentos completos [1864-1878]

EDICIÓN: Eduardo Berti

SELLO: Páginas de espuma, México, 2018; 979 pp.

 

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